Lic. Evangelina Ripa
La mirada, el abrazo, el beso, la sonrisa, son las primeras formas que tenemos de vincularnos con nuestros hijos desde que nacen, siendo esenciales para su desarrollo neurocognitivo, físico, afectivo.
En las expresiones de afecto físicas se combina nuestra personalidad con la del hijo.
Fruto de nuestro temperamento y de la educación que recibimos podemos tener tendencia a ser muy efusivos o poco demostrativos de nuestros sentimientos.
A su vez, el temperamento de nuestros hijos también puede variar desde los más extrovertidos que transparentan más fácilmente sus sentimientos, a los más tímidos a quienes les cuesta tener iniciativa de iniciar un contacto en la comunicación.
Más cambios se producen además con motivo de la edad: cuanto más pequeños más necesario es el contacto físico, mientras que en la adolescencia, pueden hasta rechazarlo, por ser una etapa en la que el descubrimiento de la propia intimidad y la necesidad de diferenciarse del adulto, de tomar distancia de los padres, les hace evadir a veces las expresiones de afecto o preferir otras formas distintas a la infancia.
Ante esta variedad de características y circunstancias tanto en nosotros como en nuestros hijos, tendremos que desarrollar el arte del justo medio y la adaptación
De todas las demostraciones de afecto físicas
que podemos profundizar les proponemos
detenernos en la sonrisa, el abrazo y la mirada.
En esta ponencia de 16 minutos, Mario Alonso Puig, conocido médico especialista en cirugía general y del aparato digestivo y conferencias, nos ilustra a través del caso de una paciente el poderoso efecto que tienen nuestros pensamientos y gestos en nuestro cuerpo y en nuestros vínculos.
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Benjamín Zander es un director de orquesta británico, nacionalizado estadounidense, que desde 1979 dirige la Boston Philharmonic Orchestra. Se destaca por su interpretación de obras de Anton Bruckner y Gustav Mahler y por brindar conferencias ilustrativas antes de sus conciertos.
Junto a su esposa han escrito el libro El Arte de lo posible, traducido a 17 idiomas.
En este fragmento de una conferencia, expone dos reflexiones valiosas respecto al efecto de nuestra mirada y nuestras palabras, sobre aquellos con quienes nos relacionamos.
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Son dos reflexiones que como padres
podemos aplicar a las actitudes cotidianas
que desarrollamos hacia nuestros hijos.